Y una mente inocente nació de su sexo, expulsando densas lágrimas que alcanzaban su quijada y añoraban los mimos de una mente vacía.
Y de la mente vacía, surgió con el paso del tiempo, la pequeña belleza inexplicable de una mente absorbente, sedienta de conocimiento.
Y el conocimiento poco a poco dejó de desarrollarse, y se tornó en una mente retograda e irresponsable cuyas variables vitales eran la rutina y los vicios del cuerpo.
Y por los vicios del cuerpo, malestares la agobiaban, poco a poco llenandola de vida y muerte, bañando esa mente vacía con responsabilidades y gastos inalcanzables.
Y lo inalcanzable fue cubierto con inexpertos roces de acero en su sexo, arrancando de ella aquella mente inocente.
Y una mente inocente no nació de su sexo, expulsando densas lagrimas que no alcanzaron su quijada y añoraban los mimos de una mente vacía.
Y esa mente vacía que esta vez no lograría ver a la inocencia crecer, se desvanece.
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